miércoles, 17 de noviembre de 2010




Existen escritores cuyo mundo literario nos es indescifrable o, al menos, muy difícil de interpretar. Su carácter simbólico hace que cualquier intento de explicarlo sea sólo eso, puro intento, mera especulación, cuya veracidad únicamente nos podría confirmar el propio autor, cosa en este caso totalmente imposible.

Partiendo de este principio, bridaremos una interpretación, al menos, coherente y verosímil, de una obra tan sencilla en su forma como compleja en su contenido: La metamorfosis.

Franz Kafka (Praga, 1.883 – 1.924) es un autor atípico, no sólo por lo anteriormente mencionado, sino porque jamás escribió una obra con intención de publicarla. Sería su amigo Max Brod quién lo animaría a ello. Era hombre de temperamento introvertido y complejo.

En lo que respecta a su universo literario, basta decir que su apellido ha dado lugar a un adjetivo, que utilizamos para referirnos a algo que es, a un tiempo, absurdo y siniestro. Llamamos “kafkiana” a una situación que carece de sentido y que resulta peligrosa.

Precisamente en este sentido se ha alineado la mayor parte de la crítica. Ésta ha considerado la obra del checo como una asombrosa e inquietante plasmación de las angustias del hombre contemporáneo, el cual se siente perdido en un mundo sin explicación. Este mundo inhumano, regido por no se sabe quién, degrada y somete al hombre, angustiando su vida.

“La metamorfosis” fue escrita en 1.912, en apenas dos semanas, pero no vio la luz hasta 1.915. Tiene un argumento tan sencillo como perverso. No es lo que se narra, sino lo que ello simboliza. Cuenta la historia del viajante de comercio Gregor Samsa, quién un buen día se despierta convertido en un monstruoso insecto gigante, lo cual hace que, en principio, crea seguir soñando, pero su propio cuerpo lo convence, con su dificultad de movimientos, de que está despierto. Dos veces intenta salir de su habitación, vive con sus padres y hermana, pero la violenta reacción de éstos ante tan monstruosa aparición lo devuelven a ella, donde acabará muriendo.

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